LA MUERTE EN EL ISLAM
Autora: Vivi Sánchez –
Costa Rica
بسم الله
La muerte en el islam debe ser vista como lo que es, parte
de la vida y a la cuál todos los seres debemos enfrentar, el sagrado Corán nos
insta a tenerla presente y que mejor manera que prepararnos para cuando llegue
la hora.
Hablando de lo que procede cuando un musulmán muere aprendí (Alhamdulelah)
que es sunna (conducta adecuada) realizar ciertos procedimientos para con el
creyente fallecido, por ejemplo cerrar sus parpados, acomodar su cuerpo, pedir dúas
y cancelar deudas que haya dejado pendientes, así como cumplir la voluntad de
su testamento.
Realizar el gusul es todo un ritual, con sus procedimientos
a seguir, es preferible que sea realizado por una persona musulmana cercana al
difunto, aunque también lo puede realizar cualquier persona que lo tenga como
oficio, es indispensable que sea musulmán, que disponga de buena salud mental y
que sea del mismo género que el fallecido, a excepción de los cónyuges y niños,
de no contar con estos requisitos es mejor que el creyente sea sepultado sin
realizarle el gusul.
Los familiares deben en la medida de sus posibilidades
facilitar todo lo necesario para este ritual. La realización de este proceso
debe iniciar poniendo la intención ante Allah swt.
El cadáver debe ser colocado en una superficie plana y
elevada del suelo, se cubren sus partes íntimas, se sienta el difunto y se le
presiona el bajo vientre con el fin de acelerar el proceso de excreción de los
fluidos y residuos corporales. Se le realiza el wudu al fallecido del mismo
modo que realizamos el nuestro.
El gusul debe ser iniciado a partir de la cabeza, a continuación,
la parte derecha del cuerpo y hasta los pies, y realizar el mismo proceso del
lado izquierdo, es recomendable hacerlo de 1 a 3 veces, siempre terminando el
proceso en impar. Como parte del ritual es sunna lavar cepillar y trenzar en
tres el cabello en el caso de las mujeres, y en el caso de los hombres perfumar
y cepillar la barba, se deben tapar todas las cavidades naturales, después de
haber secado el cuerpo siguiendo el mismo procedimiento que al lavarlo. También
hay excepciones como en el caso de los mártires que mueren en batalla
defendiendo territorios islámicos, a esos no se les hace gusul, se les entierra
tal cuál, con su ropa de batalla.
En el proceso aprendimos también que hay señales de un buen
fin, esto no garantiza que sea habitante del paraíso. (4-29).
Y señales de un mal fin, las cuales tampoco garantizan que
sea habitante del infierno.
Todo creyente debe procurar en vida su mortaja, la cual como
aprendimos durante el curso debe ser lo más sencilla posible y en el caso de
los hombres les es ilícito el uso de la seda. Los que mueren en batalla tampoco
deben ser amortajados.
Es sunna perfumar la mortaja con hierbas aromáticas o
perfume en aceite.
En cuanto al tema de la donación de órganos me queda claro
que si deseo realizar un acto de caridad dando a quien verdaderamente lo
necesite, debo realizarlo en vida para que me sea validado como tal, debido a
que nuestro cuerpo no nos pertenece seremos juzgados por como le tratamos
durante esta vida, que sea Allah quien nos guíe, él es quién todo lo sabe, todo
lo oye y todo lo ve.
Pasando a otro punto podemos realizar salat al-janaza en
cualquier parte incluso en el cementerio. Procurando con antelación que el
creyente fallecido no esté dentro de un féretro.
Resalto que esto yo no lo sabía, agradezco la oportunidad
que he tenido de aprenderlo y es que todo musulmán debe ser sepultado
directamente en la tierra únicamente con su mortaja, ni en ataúd ni en bóvedas,
y de preferencia que esta sea excavada antes que el fallecido sea ingresado al
cementerio, y de preferencia en dirección a la quibla, con espacio suficiente
para que el cuerpo quepa sin contratiempos. Las tumbas de los musulmanes deben
ser sencillas, nada ostentoso. Por ninguna razón se debe rezar o hacer rituales
pidiendo favores a ningún muerto bajo ninguna circunstancia, esto es haram.
Con respecto a la participación de las mujeres en cortejos
fúnebres, es preferible que se abstengan de hacerlo, si deciden participar debe
hacerlo de manera silenciosa y recatada, sin causar revuelo ni llamar la
atención, si no se considera capaz de mantener la calma, es mejor que no
asista. Aunque el sagrado Corán nos insta a visitar los cementerios cabe
resaltar que siempre que se haga debe haber algún beneficio en ello, por
ejemplo el recuerdo de Allah y que ante Él y su grandeza todos somos iguales y
que lo único que nos valdrá ante su presencia será nuestras obras. Las
supersticiones no tienen cabida en la vida de un creyente así que no se puede
visitar un cementerio con este fin.
Podemos como creyentes musulmanes dar el pésame a los no
musulmanes siempre y cuando tengamos el cuidado de no caer en invocaciones
ilícitas atribuyendo asociados a Allah swt, lo que como musulmanes no podemos
ni debemos hacer es asistir al entierro ni hacer súplica por los incrédulos,
esto específicamente se refiere a quien conoció el islam de la forma correcta o
nació en él y aún así renegó de su religión, su guía y Allah sabe más. Con esto
finalizo en resumen lo que aprendí durante este curso, muy agradecida con las
personas que comparten su conocimiento para con los que estamos en este camino,
que Allah les recompense.
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